fbpx

Un puente llamado “muerte”

“Parece que fue ayer cuándo te vi por última vez, tus ojos reflejaban esa chispa de vida que pocas personas se atreven a avivar.

Cuándo los doctores dijeron que eran tus últimos momentos, mi corazón se encogió, se partía del dolor, al solo pensar, que tu vida entre nosotros estaba a punto de terminar. Tus últimos momentos en la tierra pasaron en un aparente desequilibrio total, sonreías y al siguiente momento estabas que morías. Nuestros corazones caminaban por una cuerda floja que sabíamos que iba a romperse, aunque el amor muchas veces no escucha y seguía pensando que podría ocurrir un milagro.

Con el tiempo comprendí que el milagro fue tu vida en este plano, al igual que la mía y la de millones de almas encarnadas. Me costó y me dolió experimentar que tu cuerpo material jamás volvería a mirar, que de un abrazo tuyo nunca volvería a gozar. Tantas enseñanzas dejaste que aún cuándo el tiempo pasa, cada vez te siento más viva, más real, pues el cuerpo solamente te impedía, tu verdadera naturaleza disfrutar en todo su esplendor. Te siento en mi sonrisa, en el viento que toca mis mejillas, en el pajarito que canta cada mañana y a veces hasta te puedo ver y escuchar, en el impulso de al prójimo ayudar, no pierdes oportunidad en recordarme que el amor y la felicidad es imprescindible para al siguiente nivel poder avanzar.”

Ahora veo tantos muertos caminando sin sentido, creyendo que están vivos, me tengo que pellizcar, para ponerme atenta, para no olvidar sentir la energía Divina que recorre mi cuerpo, el oxigeno que entra por mi nariz que mantiene mi vehículo funcionando, pues mientras siga respirando hay una misión para mi en este plano. Aprender a amar incondicionalmente es el ingrediente principal.

Jamás morimos, pero realmente ¿vivimos? ¿Hace cuánto tiempo que no te sientes vivo? ¿Hace cuánto tiempo que te olvidaste de tus sueños de niño? ¿Hace cuánto tiempo que dejaste de sonreír? ¿Hace cuánto tiempo que vives está vida con tanta seriedad, que has olvidado que de cualquier manera terminará? Y si ¿la muerte material, nos empujara a apreciar, agradecer y realmente empezar a vivir?

No hay muerte para el que agradece cada respiración, no hay muerte, para aquel que se sabe más que un cuerpo, no hay muerte para el que ha aprendido a gozar la impermanencia de todo objeto en la materia, no hay muerte para el que ha aprendido a amar, para el que ha descubierto en su interior la Fuente del Amor y la Vida Eternas. Pues a quienes se les ha dado la oportunidad de irse y luego regresar, todos coinciden en que la muerte es solo un paso a un nivel más, jamás estamos solos y siempre somos guiados (si nos permitimos escuchar).

Si lográramos experimentar la eternidad del Espíritu, incluso en esta experiencia material, hasta la Bendita muerte del cuerpo físico, sería una gran fiesta. En estos tiempos en dónde tantas almas están partiendo, no tenemos más que agradecer y hacer de nuestra vida una plegaría a la vida, a nuestro Creador, un homenaje al Amor.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *