¿Te has preguntado por qué una y otra vez sales con los mismos patanes?
¿Será que por “casualidades” de la vida siempre toca a tu puerta el mismo tipo de
hombre? O…
¿Será que tú eres la que los estás buscando así?
Seguramente alguna vez te has sentido identificada con “Pamelita” quien pasa sus
días llorando porque “Juanito” nuevamente la dejo plantada, pero ésta vez llora
como si un mar fluyera por sus lagrimales, ya que no es la primera vez que vive
esta situación, a decir verdad es como la quinta ocasión que le sucede, se
pregunta entre sollozos una y otra vez: ¿por qué siempre me pasa lo mismo?
Lo que “Pamelita” no sabe es que ella los está eligiendo (¿¡Pero como va a ser
que ella haya estado escogiendo durante décadas a tanto barbaján como
pareja!?); si querida lectora, nuestra protagonista tiene en su mente ciertos
patrones inconscientes muy arraigados que ocasionan que ella terminé siempre
con “Juanito”, aunque cada vez parezca que es un cuerpo diferente.
Para entender esto tenemos que darnos cuenta que somos seres cargados de
información de la cual pocas veces somos conscientes, tenemos la creencia de
que todo lo que sucede en nuestras vidas es por casualidad o sin razón aparente,
cuándo realmente nosotras, los patrones emocionales, familiares, sociales e
incluso de nuestros ancestros son los que nos hacen revivir las historias, una y mil
veces.
Si algo tenemos que tener claro es que si se te está presentando por milésima vez
la misma vivencia, es que algo no has aprendido de ella o no has comprendido
para que te está ocurriendo de nuevo. Nada de lo que nos sucede es producto del
azahar, todo tiene un para qué.
Hablando de nuestra “Pamelita” a quién frecuentemente no respetan sus parejas,
podríamos afirmar que necesita desempolvar su valor, porque sus novios, no
hacen más que recordarle que tiene que amarse. ¿Pero cómo va a valorarse si
ellos solo le faltan al respeto? pues justamente por eso están ahí, sosteniendo el
espejo, hasta que aprenda la lección, si “Juanito” no se hubiera presentado
nuevamente para materializar las creencias que ella tiene, jamás se hubiera dado
cuenta que algo no anda bien y probablemente no avanzaría; que es lo que nos
sucede cuándo nos sentimos cómodos, o en la llamada zona de confort, en dónde
no necesariamente estamos bien, sin embargo nos hemos acostumbrado a lo que
rutinariamente se ha convertido en nuestra vida, es por ello que la vida nos da
“golpes” duros para que seamos capaces de tomar acción y ver claramente lo que
necesitamos aprender (aunque también se puede aprender por las buenas ¡eh!).
Hay que tener muy claro que siempre nos estamos relacionando con nosotros
mismos, nunca se trata del otro, siempre se trata de lo que están mostrando de
mí.
Tal vez “Pamelita” en su niñez vivió situaciones en dónde su padre no respetaba a
su mamá, bien sabemos que lo que se vive en la infancia va marcando nuestros
patrones de conducta, entonces el cerebro de nuestra protagonista, guardó como
camino a seguir lo que ella vio en sus padres y por lo tanto, es así como creó en
su mente “el ideal” de lo que es una relación de pareja. Los papás de ella pueden
afirmar que la aman con todo su corazón, que jamás discutieron frente a
“Pamelita”, pero lo que probablemente no toman en cuenta, es que somos seres
multi-sensoriales y la información nos llega a través de diversos canales, y si
además añadimos que gracias a la percepción cada persona ve, comprende y vive
las situaciones de manera completamente diferente. Tal vez “Pamelita” nunca
escuchó un grito, pero vio los ojos llorosos de mamá o escuchó los portazos que
papá daba, incluso hasta la indiferencia pudo haberse anidado como
comportamiento normal de pareja en el cerebro de nuestra protagonista, si vio
como simplemente sus padres se ignoraban con frecuencia.
No se trata de que nuestra querida protagonista encuentre culpables a su
desdicha, al contrario, si ella logra ver frente a frente todo aquello que ha
guardado a manera de creencias y patrones mentales, sin ser consciente, es muy
probable que consiga, finalmente, dejar la lista de princesa besando sapos y pase
a tomar su lugar, ya sea de reina, princesa, guerrera o lo que ella decida, pero con
la libertad de haber elegido sin condicionamientos inconscientes la historia que
quiere vivir. Así, tal vez la próxima vez, si se le llegara a presentar nuevamente
“Juanito” ella sabrá de inmediato la historia que viene detrás y puede modificarla
para nunca más repetirla.
Una vez que hemos identificado nuestros patrones mentales y/o la información
que se expresa a través de nosotros, que hemos guardado como un tesoro
absurdo del cual pocas veces tomamos consciencia, podemos cambiarlos por
caminos más hermosos, bondadosos, pacíficos y armónicos. Así que cuándo
“Pamelita” logre limpiar toda la basura que ha alojado en su mente, finalmente,
consiguiendo amarse como lo merece, como por arte de magia es muy probable,
que ahora sí, ya no se aparezca más “Juanito” y conozca cada vez más caballeros
de la mesa redonda, príncipes equilibrados o reyes bien ubicados, no lo sabemos,
todo depende del avance que ella haya logrado consigo misma.
Entonces ¿quiere decir que el mundo que veo y las relaciones que tengo son un
reflejo de mi misma? ¡Bingo! Mi querida lectora, así es, recuerda que si lo que
estás buscando es una relación pacífica y madura, presta atención en primero
tener esa misma relación contigo misma, porque de otra manera la vida no hará
más que presentarte reflejos de las sombras que necesitas conocer de ti. Mientras
más entendamos de nosotras mismas nuestro caminar se va volviendo más fácil,
pues el autoconocimiento es el camino verdadero al amor, no se puede amar
aquello que no se conoce y por lo tanto cuando finalmente logramos llegar a la
meta de : amarnos tal cuales somos, nuestras relaciones se convierten en pura
armonía, dejamos de luchar y empezamos a comprender, pues solo vemos lo que
somos o lo que necesitamos saber para avanzar. Ten en cuenta que el universo
tiene un sinfín de formas de enviarnos los mensajes, no esperes que te llegue un
mail con la información que necesitas (aunque puede que sea así) hay que
ampliar nuestra consciencia para alcanzar a comprender todos los avisos que
aparecen en nuestras vidas en forma de personas y situaciones, incluso hasta lo
que no sucede también es un mensaje.
Hay un sinfín de información por descubrir en cada una de nosotras, en muchos
niveles, por lo tanto querida lectora, la próxima vez que te pase una situación que
ya has repetido, preguntante ¿qué es lo que tengo que aprender? Pero se muy
honesta y toma acción, pues poco sirve darse cuenta sin hacer los cambios que
sean necesarios.